Nunca me han gustado los iluminados ni los mesiánicos. Siempre he creído
más en el trabajo colaborativo, en la comunidad y en la participación como
medios para lograr objetivos.
Pude empezar a comprobar esto conversando con pobladores de distintas
partes de Santiago, hace muchos años. La solidaridad y la colaboración eran
parte fundamental del ejercicio ciudadano. Las mutuales, cooperativas, juntas
de vecinos y otras variaciones de organizaciones sociales se articulaban en
torno a objetivos sociales y políticos claros; lo social se refleja en la
búsqueda de vínculos entre ciudadanos que se asociaban para mejorar sus
condiciones y calidad vida, entre otros aspectos. Lo político, surgía al
momento en que estos espacios cívicos debían manifestar sus ideas y demandar
respuestas a autoridades que ellos mismos habían elegido. El ser ciudadano no
era aparte de lo político.
Cuando hice mi tesis de Sociología sobre solidaridad, pude estudiar que no
sólo existe un fuerte y profundo vínculo entre lo ciudadano y lo político, sino
que también las organizaciones sociales en cualquiera de sus manifestaciones,
tienen un rol fundamental para que la ciudadanía pueda tener sus espacios en lo
político. De hecho, durante la dictadura las ONG buscaban desarrollar en sus inicios trabajos de tipo comunitario
en los sectores más vulnerados por la dictadura, la gama de actividades iba
desde asesoría judicial hasta el desarrollo de temas culturales. Estas organizaciones,
se financiaban principalmente con aportes extranjeros y de la Iglesia, buscaban
actuar de manera paralela y autónoma al gobierno; se orientaban básicamente a
organizar a la sociedad dividida, y a promover canales de expresión ciudadana y
política.
Algo pasó con el regreso de la democracia, se había derrotado a una
dictadura, pero ésta ha tenido un triunfo simbólico hasta el día de hoy. Dejó
un modelo socioeconómico que destruyó al ciudadano, y lo reemplazó por el
consumidor. Con esto, perdieron sentido las organizaciones, ya que se
privilegia lo individual por sobre lo colectivo. Las ONGs se reenfocaron para
no colaborar, sino que competir por fondos. Y lo peor de todo, una vez
despolitizada la ciudadanía, y sus formas de organizarse, se despolitiza a la
política.
A fines de los años 90, fui parte de un grupo de estudiantes que fundó
una Corporación, “Moviliza”, que se dedicaría a trabajar con Personas en
Situación de Calle, buscando abrirles oportunidades para su reinserción, social
y/o laboral. Tuve la oportunidad de desempeñarme como Coordinador de redes en
Moviliza, espacio que me permitió conectar a la organización con varias
organizaciones del mismo ámbito, y en colaboración con ellas, formar la
“RedCalle”, espacio que permitió formar un referente en el ámbito indigencia
para conversar con, en ese entonces, Mideplan y diseñar y elaborar el 1er
Catastro Nacional a Personas en Situación de Calle, realizado en el año 2005.
Posteriormente el mismo equipo de RedCalle y Mideplan, organizamos un Seminario
llamado “Panorama del Pueblo en Calle”, en el que tuve la oportunidad de
exponer. Luego, por motivos laborales, tuve que dejar mi participación, sin
embargo, siempre quedé con la impresión de la importancia de generar una
ciudadanía política en permanente diálogo con la política. Cuando es bien
conducida, se pueden llegar a resultados como los obtenidos con “RedCalle” y
Mideplan.
Revolución Democrática aparece en un contexto en el cual hay un despertar
del ciudadano, que ya no quiere ser mero consumidor, sino que quiere recuperar
su protagonismo, y ello implica su participación política, eligiendo a sus
representantes y exigiéndoles a éstos que cumplan lo prometido. Pero no sólo eso.
Ingresé a RD a comienzos del 2012 convencido de que aquí se podría traer
de vuelta a la política, con una ciudadanía activa, (re)generadora de redes
capaces de articular discursos y demandas a favor de grupos y mayorías,
revinculandose con ONGs y otras organizaciones capaces de sumarse y aportar a
la participación política de la ciudadanía, como canalizadores de demandas y
para aportar en la generación de discursos. En un año importante como el 2013,
creo que la generación y articulación de redes, pasa más allá de un activismo mediático;
se trata de activismos que marquen cursos de acción para el futuro.
Soy Ricardo Mena, y quiero ser coordinador de Redes Ciudadanas de RD.
@riccimena
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