jueves, enero 01, 2009

Al legado de un alma.*



Cierta creencia popular dice que al dejar una persona este mundo, al partir su alma, su cuerpo pierde 21 gramos, es decir, el alma pesa 21 gramos. Yo creo que en el caso de mi padre, perdió toneladas, debido a que su alma era y es muchísimo más grande que su cuerpo.
Llevamos ya un año sin poder tocarte, abrazarte, verte reír, compartir algún momento juntos, hablar de fútbol, en fin… un año que ha parecido una eternidad, la vida sin ti, se ha hecho distinta. Sin embargo, nos queda una herencia llena de marcas, señales, frases, y momentos, que pasan a ser recuerdos, que se convierten en un legado.
Nos dejaste el legado de la amistad, la confianza y la lealtad, dar 100 y exigir 100, siempre con la confianza y el cariño con los amigos, nos dejaste el legado de compartir, con generosidad, a construir lazos y vínculos, que a fin de cuentas así se construyen nuestros pequeños mundos.
Tu legado pasa también por disfrutar de lo cotidiano, no hay momento en el que estemos reunidos, en el que no salga alguna frase célebre tuya acuñada en momentos similares. No hay momento que no podamos evitar mojar con lágrimas tu cara en nuestra mente, por la pena de no poder escuchar tu voz con tu frase.
Sin embargo, creo que el ejemplo más grande que nos dejaste fue tu amor a la vida, disfrutar a concho cada segundo, con cada una de las personas que te rodeaban. Sobreponerse a lo negativo, rescatando la luz en las sombras, hacías carne el concepto de “alegría de vivir”. Nos enseñaste, aunque el mundo se empeña en imponer lo contrario, que, como dice el poema, hay un goce en hacer el bien, por sólo el goce de hacerlo. En tu vida entregaste tu voluntad en obras, tu inteligencia en ideas y tu inmensa alma y corazón en legado para todos los que estamos aquí, y seguro que varios más.
En lo personal, aprendí por ti que la generosidad era mejor que la indiferencia, aprendí el valor de la significación del coraje, aprendí la importancia del esfuerzo y aprendí lo trascendente de la rebeldía y sobre todo, lo indispensable que es que uno sepa cuáles son las virtudes alrededor de las cuáles quiere vivir.
Por supuesto que también con tu partida nos dejas cicatrices, especialmente en el corazón, pero no tenemos por qué culparte, el tiempo las sanará y esperamos que mas temprano que tarde podamos solamente sonreír al recordar tu rostro y no olvidar tu legado, tu ejemplo, tu valor y tu heroísmo para enfrentar las dificultades.
Finalmente, creo que no es importante el peso del alma, sino el peso de tu heredad que esa alma nos deja, y en tu caso, Papá, tu alma, tu corazón y tu legado son inconmensurables, porque has logrado trascender, dejar una marca en muchas personas que jamás podrán olvidarte, y por supuesto en nosotros tu familia, que se encargará que tu nombre y ejemplo perduren por muchas generaciones más.
Te quiero, y te queremos mucho, sigue cuidándonos desde donde estés, y gracias por todo.


*: Estas palabras fueron leidas en la misa realizada en conmemoración del 1er Aniversario de la partida de mi viejo, realizada el 31/12/08.