miércoles, agosto 08, 2007

Pecho al frente, frente en alto.

Estas últimas semanas han sido como la callampa (y es poco decir). Llega a ser tragicómico, como cuando le disparan a OJ Simpson en ¿Y dónde está el policía?, quien luego de recibir un balazo, se quema la mano en la cocina, se golpea la cabeza con una lámpara, choca con un mueble, y otras cosas hasta caer al mar.
A mi no me ha llegado ningún balazo, hasta ahora; pero me han sucedido varias cosas:

1. Mé enteré que viejo tiene cáncer al pulmón, un cáncer brígido, y con pocas explicaciones científicas para el porqué a mi viejo, que es un hombre que no fuma.
2. A los pocos días de este hecho, mi vieja cae hospitalizada producto de una crisis de colon y además unos problemas intestinales, estuvo 3 días en la clínica bajo observación y además el médico encontró algo raro en su guata y le hicieron una biopsia, estamos a la espera de su resultado.
3. Para concluir, hace un par de días venía llegando a mi casa del gimnasio y veo que mi madre (aún convalesciente) estaba abriendo el portón, le pregunto para donde va y me dice: " a tu abuela le dió un ataque", cuento corto: termino llevando a mi abuela y a mi mamá a la clínica, encontrando que mi abuela tuvo un accidente vascular (antes conocido como derrame cerebral) y esta internada casi moribunda.

Por otro lado, hay una gran fiesta que preparar, y se acerca mi cumpleaños, el último en casa de mis padres. Han sido días dificiles, pero no me echo a morir, hay gente que se lo toma como una gran tragedia, y sufre, llora todo el día y su vida empieza a perder rumbo.
Yo no, estoy bien, con dolor de guata todo el día, pero con ánimo, listo para seguir avanzando, a paso más lento, pero con optimismo y buscando hacer las cosas bien, porque haciendo las cosas bien, uno está tranquilo.
Es como aquellos árbitros, que arbitran muy bien, pero cuando termina el partido, el público lo pifia igual y le tiran botellas, sin embargo sale de la cancha con la tranquilidad de haber hecho un buen trabajo, y camina a su camarín con el pecho al frente y la frente en alto, mirando a la cara y sabiendo que el próximo partido, sin duda será mejor. Sólo hay que esperar.